Vivimos todavía inmersos en un sistema educativo heredado de la Revolución Industrial. La enseñanza “normalizada”, que él asocia con la búsqueda obsesiva de resultados académicos, ha traído efectos positivos como la universalización de la educación, el fin del analfabetismo y la formación para el empleo, pero deja en la cuneta a demasiados alumnos que se ven expulsados del sistema, además de anular la individualidad, la imaginación y la creatividad.
Robinson cree que la solución debe partir del propio sistema. Detecta, y describe en el libro, numerosos ejemplos de escuelas y profesores que de forma anónima están revolucionando la educación. Las reformas legales, por el contrario, están impulsadas por intereses políticos y comerciales. Robinson cree en las escuelas creativas, las que permiten desarrollar los talentos naturales de cada persona. Están ahí, hay muchos ejemplos en todo el mundo. Escuelas que se salen de la “norma” y ofrecen a sus alumnos una educación personalizada, solidaria y orientada a la comunidad.
“La civilización es una carrera entre la educación y la catástrofe”, dijo H.G. Wells. Robinson cree que la educación es nuestra mayor esperanza. Es optimista y propone un nuevo modelo. Partiendo siempre de la experiencia de estas escuelas creativas que ha ido conociendo en sus viajes por el mundo, construye un nuevo paradigma. Estos son sus apuntes teóricos.
¿Qué es la educación para sir Robinson?
“Capacitar a los alumnos para que comprendan el mundo que les rodea y conozcan sus talentos naturales con objeto de que puedan realizarse como individuos y convertirse en ciudadanos activos y compasivos”.
constructivamente en la sociedad y participar en los procesos que la sustentan.
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